
14 de octubre 2023. En plena crisis Gaza-Israel.
Si estás leyendo esto, probablemente te llegó la “carta escrita por Victor Toledo Selman, médico gineco-obstetra“, la cual ha sido compartida por WhatsApp y republicada en medios online sin mi autorización.
¿Quién es Victor Toledo Selman?
¿De qué se trata esta página, Oriente Antiguo?
Te invito, primeramente, a entender el contexto de la carta, con este video:
Entendemos entonces, que la carta fue escrita el año 2014, para un contexto similar en algunos aspectos pero muy diferente en otros, y manejando conocimientos y posturas diferentes a las que sostengo hoy en día.
Además, la carta fue escrita de manera apresurada, sin una edición rigurosa, nunca sospechando que sería leída por tanta gente.
Me han preguntado mucho en qué maneras hoy mi pensamiento ha cambiado. Quizá no es tanto lo que ha cambiado, pero hay detalles de la carta que develan una postura ligeramente sesgada. Naturalmente, esto perjudica la reputación de Oriente Antiguo como informador imparcial, que me ha costado años construir.
Podrán encontrar mis ediciones 2023 más abajo. Además, para hacerse una idea más amplia, pueden visitar mi cuenta de Instagram y mi canal de YouTube.
Expande esto para leer la carta
carta escrita por VICTOR TOLEDO SELMAN, Médico Ginecólogo – Obstetra, U. de Chile.
He visto como muchos palestinos en Chile defienden el conflicto en Gaza con un patriotismo casi fanático, como si fueran sus familiares más cercanos quienes están en peligro de muerte. Comentan con distintos grados de conocimiento sobre la situación de Medio Oriente, y con una dosis constante de anti-judaísmo, o como se disfraza hoy en día, de “anti-sionismo”.
Pienso que las causas que motivaron el operativo israelí contra Hamas están bien justificadas. Cada cual puede tener su opinión. Es cierto también que a estas alturas la situación se está saliendo de las manos, pues cientos de civiles inocentes han muerto, lo cual obviamente, nadie puede justificar.
Las redes sociales muestran a diario opiniones de cientos de chilenos, motivados por una solidaridad humanitaria bastante comprensible. Pero muchos de los chilenos con herencia “palestina” le añaden a sus comentarios un énfasis ultra patriótico y anti-judío, el mismo automatismo que se viene repitiendo desde los años 70 y que parece combinar muy bien con su fiel consumo de hojitas de parra y kubbe crudo. Así, la guerra en Gaza termina siendo una guerra de propagandas tanto como de misiles, y ese tan entusiasta “patriotismo palestino” confunde y olvida la realidad.
Palestina es la Tierra Santa, donde la religión es la que define tu identidad e historia. La GRAN mayoría de los palestinos en Chile somos y fuimos CRISTIANOS de Cisjordania, principalmente Belén y Beit-jala, por lo tanto, poco y nada tenemos en común con los MUSULMANES de Gaza. Ha existido una comunidad cristiana en Belén desde tiempos inmemoriales, seguramente desde tiempos de Jesús mismo. Esta comunidad habló arameo, griego, y finalmente la historia determinó que hablaran el idioma árabe. ¿Se han dado cuenta que nadie de los que salen en las noticias de Palestina es de apellido Zaror, Saieh, Selman, Abumohor, Chahuán, Jadue, Lasen, o Bishara? ¿Alguno de nosotros tiene algún bisabuelo que se llame Mohamed? La mayoría de nuestros antepasados se llamaron Abraham, Elías, José o Juan.
La diáspora palestina al mundo (y a Chile especialmente) no fue motivada por la inmigración israelí. Los judíos no echaron a nuestros tatarabuelos. Palestina en el año 1910 era una tierra pobre, decadente, buena para nada. Los 400 años de dominio turco no hicieron más que reventar a su población con impuestos. Para los turcos, Palestina no era más que la “Siria del Sur”, una tierra de poca relevancia, excepto por el valor espiritual de Jerusalén mismo. La mayoría de los palestinos en Chile salieron al mundo buscando mejores oportunidades que las que ofrecía el decadente imperio turco.
La inmigración judía pre Israel (1880 – 1948) fue lo que revivió la tierra. En esos años, no le quitaron la tierra a nadie porque no había nadie a quien quitársela. Los judíos llegaron con dinero, esperanza y ganas de construir su país propio. Se crearon focos de actividad judía que resucitaron la economía local, la nueva agricultura y un buen manejo del agua, junto con la creación de miles de puestos de trabajo, y permitieron que Palestina pudiera sostener una población miles de veces más grande. Los árabes, empobrecidos hace siglos, llegaron desde todas las tierras vecinas a aprovechar las nuevas condiciones que ofrecían los judíos. La población de Palestina se multiplicó como nunca antes en su historia, a costa de inmigración árabe (más que inmigración judía). Los Palestinos de Chile, por lo tanto, tienen poco o ningún vínculo con la población palestina post-1948.
La ocupación militar de Israel en territorios palestinos, y la misma militarización de Israel, es resultado directo de la agresión conjunta de Siria, Egipto y Jordania entre 1948 y 1967. Si los estados árabes hubiesen permitido que Israel tan solo EXISTIERA, todas las fronteras se habrían respetado. Israel probablemente estaría funcionando con ciudades prósperas y modernas en Tel Aviv, Haifa, Galilea y el Neguev; mientras que los palestinos, aunque sea triste reconocerlo, estarían todavía peleándose entre ellos, hundidos en un estado tercermundista de Gaza/Cisjordania, con realidades semejante a sus hermanos en Siria, Egipto, Iraq o Afganistán.
A muchos les parecerá que estoy aminorando o justificando las calamidades que ha sufrido el pueblo palestino después de 1948, no es esa mi intención, sólo digo que las cosas habrían sido muy distintas si los países árabes vecinos hubiesen sido más tolerantes con Israel.
Siempre ha habido judíos en Palestina. Después de Cristo, siempre ha habido cristianos en Palestina. Judíos y cristianos siempre han convivido pacíficamente en Palestina. Nunca ha habido un estado árabe-musulmán basado en Palestina. Nunca ha existido un estado árabe-cristiano en Palestina. No hay ningún motivo para que los palestinos chilenos tengan sentimientos anti-judíos.
Hamas quiere destruir a Israel. Si lograra este objetivo, montaría un Estado Islámico en Palestina. No sería tan distinto a lo que fue Afganistán con los talibanes. Sería un país pobre, retrógrado, militarizado, opresor; las mujeres andarían todas tapadas, y de no hacerlo seguramente serían severamente castigadas. El turismo y peregrinación a Tierra Santa se verían muy restringidos. Para qué hablar de las maravillas arqueológicas que serían destruidas o mal utilizadas. ¿Eso es realmente lo que queremos para nuestra Tierra Santa?
Los hechos son los hechos. Yo actualmente no me considero ni cristiano ni de ninguna religión. Soy chileno, y mi herencia palestina no es más que 1/4 por el lado de mi madre. Así, yo preferiría que la Tierra Santa siga siendo administrada por Israel. Han construido un país maravilloso, próspero, y tolerante con todas las creencias. Si no hubieran bombazos suicidas, no habría necesidad del Muro de separación con Cisjordania; habría sólo convivencia y paz.
No digo que no nos horroricemos con la situación actual. Pero si lo hacemos, que sea por solidaridad humanitaria y no por elegir un bando político de una causa ideologizada con el cual no tenemos mayor vínculo. Si tanto nos preocupa el sufrimiento del pueblo árabe, ¿dónde están los comentarios de todos los defensores de los DD.HH que saltan contra Israel, pero que guardan silencio ante las grandes masacres de nuestros “hermanos” en Libia por Gadaffi, en la guerra civil en Siria por la dinastía de Al-Assad, en Irak por el grupo ISIS o por el tirano de Hussein, en Irán por los ayatolas, en Egipto por derrocar al dictador Mubarak o por el fanatismo que buscaban imponer los Hermanos Musulmanes, o tantos otros escenarios de opresión, abusos y ausencia de libertad?
Con todo el respeto que merecen todas las personas, independiente de su raza o religión, pocos pueden negar que el Islam en el último tiempo ha sido una religión rígida e intransigente. Sus formas más radicales han sido origen directo o indirecto de muchos de los más sangrientos conflictos del Medio Oriente. Lamentablemente, muchos palestinos musulmanes son moderados y están obligados a seguir al régimen del Hamas por terror, oprimidos y sometidos por la fuerza.
La convivencia de musulmanes y judíos es posible; pero si no interpretamos correctamente la historia, seguiremos eternamente estancados en lo mismo.
Revisión 2023 @orienteantiguo
- Párrafo 1: Si bien sigo distanciado de los fanatismos en general, ahora, nueve años después, entiendo mucho mejor el sentimiento y la causa de la nación palestina.
- Párrafo 2: No pienso que las causas que motivaron la represalia israelí 2023-24 contra la Franja de Gaza se puedan justificar en ningún caso, incluso teniendo en cuenta las atrocidades cometidas por los terroristas de Hamas infiltrados en el sur de Israel el 7 de octubre.
- Párrafo 2: Comienzo justificando (lo cuel era mi pensamiento en esa época) y luego, al finalizar el párrafo me contradigo torpemente a mí mismo diciendo “nadie puede justificar”.
- Párrafo 3: No pretendo ser un “poseedor de la realidad”. He leído e investigado mucho, pero sigo aprendiendo cada día.
- Párrafo 4: Mantengo mi conocimiento de que los residentes de la Franja de Gaza y las tradicionales familias cristianas del sector Jerusalén-Beitlehem, en ausencia de un enemigo común, se verían a sí mismas como de distintas religiones, y de distintos “hamuleh” o tribus. Existen inclinaciones hacia el nacionalismo inclusivo, interreligioso, (“todos somos un mismo pueblo palestino”) pero difícilmente se puede sostener que éstas datan a los años anteriores a 1922.
- Párrafo 5: Mantengo que la tierra palestina estaba descuidada previo a 1920, pero mi elección de palabras fue desafortunada. Entiendo si esto hirió sensibilidades.
- Párrafo 6: “No había nadie a quien quitársela” : falso. Mantengo que los primeros inmigrantes judíos no llegaron a “robar y desalojar” a otros residentes, pues efectivamente las tierras donde se asentaron tenían una muy baja densidad demográfica. Sin embargo, toda la narrativa de este párrafo usa un lenguaje parcial, “pro-judío”. Hay datos imprecisos o que conducen al lector a conocimiento sesgado. Hay omisión de información relevante acerca de la riqueza de la cultura árabe-palestina en esos años.
- Párrafo 7: Este párrafo omite todo el operativo Israelí para asegurar la soberanía de la porción de Palestina que le fue alocada en la resolución de la ONU (Plan Dalet), resultando en la Nakba y crímenes del IDF contra la población local. También aquí, la narrativa conduce a un sesgo pro-Israel.
- Párrafos 8, 9, 10: mantengo
- Párrafo 11: no me declaro necesariamente un enemigo del Sionismo. Es importante aclarar que existen varios tipos de Sionismo, algunos de los cuales me parecen razonables, y otros no.
- Párrafo 12: mantengo, pero no por esa comparación tenemos la licencia moral de guardar silencio ante los excesos de Israel contra poblaciones civiles.
- Párrafo 13: mantengo, y agrego mi rechazo no sólo al Islam radical, sino a todas las religiones llevadas a niveles fanáticos o involucradas en asuntos políticos.
- Párrafo 14: ver párrafo 3.
Agrego, por último, que los activistas Pro-Israel sostienen que la culpa de la crisis humanitaria en Gaza cae 100% sobre Hamas. Los activistas palestinos, por su parte, sostienen que la culpa recae 100% sobre Israel. El caso es que, probablemente, la verdad esté en algún punto intermedio, y el llamado es, a ambas facciones, a ser capaces de hacer una autocrítica.
Para entender más de los objetivos e intenciones de la iniciativa Oriente Antiguo, lee más aquí.